5 oct 2008

Lo blanco que cae del cielo se detiene en mi mollera
el silbido de la luz me compadece, se aglutinan
los sucios deseos.

Topos de la noche se comen los restos de la vida,
hongos que encuentran su lugar en mis desconsolados verbos
semen de tropas asesinas.

Me dejas enterrado en la planicie de tus vellos.