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Corazón morcilla, de iris negro
calamidad in situ.
Corazón excoriado, de noche desvelada
bajeza in promptu.
Corazón esqueleto, de auroras fracasadas
chorreando sangre a priori.
Corazón pendejo, de esposa ultrajada
capado a posteriori.
Hembra cegadora, misterio de ardiente voz sosegada entre mis labios...
Tu sombra me guarda tendido, con llagas invisibles.
Me quedo en tus labios dilatados con la sed de los dolidos.
Encallado en la infamia de tu cintura breve, cerca de tus lados imperfectos.
Amodorrado en esos, tus vértices carnosos
esperando sembrar otra vez luces con mí
aliento…
De labios a labios setenta besos cortos y una pausa para morder tu luciérnaga de muslos rojos...